“Mis miedos”
Hace ya dos años no pude despedirme de mi madre querida y es una pena que no supero, ni me perdono.
Intenté estar para ella, pero no hubo manera de decirle adiós, de abrazarla o de pasar mi cálida mano por su cabello crespo para quitarle su dolor.
Algunos me dicen, “pero qué ibas a hacer”, “La pura sabía que no podías venir”, “al menos mandantes las remesas, mijo”, “oye, así dios lo quiso”. ”No le faltó nada”.
Hace ya dos años no pude despedirme de mi madre querida y es una pena que no supero, ni me perdono.
Intenté estar para ella, pero no hubo manera de decirle adiós, de abrazarla o de pasar mi cálida mano por su cabello crespo para quitarle su dolor.
Algunos me dicen, “pero qué ibas a hacer”, “La pura sabía que no podías venir”, “al menos mandantes las remesas, mijo”, “oye, así dios lo quiso”. ”No le faltó nada”.
Hace ya dos años no pude despedirme de mi madre querida y es una pena que no supero, ni me perdono.
Intenté estar para ella, pero no hubo manera de decirle adiós, de abrazarla o de pasar mi cálida mano por su cabello crespo para quitarle su dolor.
Algunos me dicen, “pero qué ibas a hacer”, “La pura sabía que no podías venir”, “al menos mandantes las remesas, mijo”, “oye, así dios lo quiso”. ”No le faltó nada”.