“-Clau por favor termina de recoger las libretas y revisa que los lápices tengan punta.

-La niña abraza a papá por la cintura y le sonríe-.

-¿Sabes que eres todo mi mundo?

Papá suspira aliviado, algo le dice que en el fondo lo está haciendo bien… a pesar de que la trenza china no le quedo como el tutorial, el pan del desayuno se pasó un poco de tostado y no pudo encontrar quién pintara las uñas de la pequeña antes del cumpleaños de su mejor amiga…

…Llega a la fiesta y puede advertir las miradas de todas y hasta una que otra mamá que se acerca  a ayudar con una lástima que no puede disimular. Sí, el papá de Claudia es uno de esos no pocos que hoy son papá y mamá, aún cuando la sociedad nos ha preparado para que ese doble rol sea prioritario de las madres.

Claudia es una niña como tantas otras… no conozco su historia, quizás su mamá cumple una misión en otro país, quizás ya no está entre nosotros, decidió marcharse sin decir adiós o simplemente salió a recorrer el mundo en busca de esa suerte del emigrante.

Pero ahí está papá, ese papá que es todo su mundo. Un papá que siente miedo a no ser suficiente, angustia al no poder cumplir todas sus expectativas, dudas al tomar decisiones. Se cuestiona si está dando lo mejor de sí, si debe ser más autoritario o más permisivo. Pero sobre todo, si es capaz de solo llenar ese espacio y hacerla feliz.

La pausa de hoy y todo el respeto para esos padres -que cada vez son más- que se enfrentan al ejercicio de su rol sin la figura de mamá. Y en la jornada en la que se celebra el día de los padres, va este homenaje para todos aquellos que vencen las barreras culturales donde sigue afianzada la idea de que la crianza es de las madres y que los hijos necesitan más de ellas que de las figuras paternas.

Lo cierto es que ambos son fundamentales en el desarrollo armónico del hijo, pero en ausencia de uno, el otro miembro sea hombre o mujer debe suplir las necesidades básicas del/la pequeño/a. Para ello siempre que exista suficiente amor, existirá suficiente fuerza para afrontarlo.

Los padres también son para sus hijos referencias y modelos a seguir. Una mezcla homogénea de paciencia, ecuanimidad, control, estimulación, afecto, reglas, hábitos y responsabilidad es lo que necesita todo/a niño/a. Algo que puede ofrecer tanto un padre como una madre.