“Una noche sin estrellas”
De ese viaje no recuerdo mucho. Si acaso el rostro de esa chica de 17 años. Me llegan imágenes dispersas de las mujeres bellas con lunares cerca de la boca, y de los colores encendidos, tan brillantes que parecían vulgares. Sola no, me decían todo el tiempo. Ni a la esquina sola, ni media cuadra, acá se roban a las mujeres y no las vuelves a ver. Y la noche de Colombia es muy linda a través de los balcones de los quintos pisos, pero seguro es otra cosa al pie de los barrios, en los descampados grandísimos donde todo es verde, en las carreteras largas flaqueadas de nada, de monte enredado, pero yo tenía miedo….por la madrugada, me decían, cualquiera te robaba el bolso, la vida, la belleza. Por la madrugada se había aventurado una chica de 17 años a caminar por la cuneta, alcoholizada, y había aparecido a los días, arrugada como un nylon en el mar, muerta dentro del tanque de agua de un hotel. A mí me parecía ver su rostro mojado, como una pintura, en la noche de Colombia sin estrellas. Afuera, en la madrugada, habían monstruos más feos que los de cualquier libro que yo pudiera escribir, me decían.