“Llorar en Arial 20”
Me dijo que después de ella, ya no había más música; que ella se la había llevado toda porque siempre fue una tacaña y una acaparadora. Hizo dos inspiraciones muy cortas y dijo entonces que ella nunca le perdonó que él fuese un inmaduro, poquita cosa, que fuera débil, más débil que ella y tres gatos. Dos gatos, corrigió, porque cuando rompieron ella se quiso llevar uno. Me dijo varias cosas más, pero cuando añadió que la odiaba para siempre, odio sostenido más allá de la muerte, ya no supe ni qué decir. Esta vez no le iba a perdonar su HUMILLACIÓN, habló en mayúsculas, en Arial 20 o 22 por lo menos, sin párrafos justificados. Después se echó a reír. Se río un rato. Cero cinismo, solo risa limpia, moderada. Casi musical. Risa que se deformaba con el ruido de las motos y de los ladas reparados que pasaban a toda prisa por la avenida de atrás. Y yo lo estaba mirando como preguntándome una pila de cosas, entre ellas por qué llora y por qué se ríe tanto. Tienes los ojos aguados Mercy, me dijo brusco, casi para explicarse, como si fueras tú la que hubieras perdido ayer al amor de tu vida.