“«Luz de amanecer»”
¡Qué hermoso amanecer! Abrí los ojos y, al hacerlo, percibí su rostro casi infantil, marcado por la dulzura y la pureza propias de quién no ha sufrido mucho en la vida. Me gusta que así sea, porque le hace ser la persona especial que es. Cedo ante el impulso de posar mis labios en los suyos. Una leve caricia en su mejilla es suficiente para que me regale la primera sonrisa del día. Quiero verla siempre, por eso me esfuerzo en mimarle, cuidarle, regalarle los más bellos momentos que sean posibles en esta vida. Adoro mirarle así, sin maquillajes, ni nada que pueda transformar su esencia, la que solo yo consigo ver, porque tengo la dicha de presenciar su despertar cada día. Nos fundimos en un largo abrazo, intenso, de esos que llenan de calor el alma y de amor el corazón. Tantos años de soledad y tristeza, ya han quedado atrás. Su cariño ha conseguido borrar de mí toda huella de dolor. Gracias, vida, por permitirme amarle.