¡Hola, Multicubano!
A ver, si a ti, cubano, te preguntamos qué sabores activan tu memoria. Cuáles tienes guardados en lo más profundo de la conciencia, los que más añoras, los claramente distinguibles, que solo has podido encontrar en Cuba…¿cuál sería ese sabor distintivo, con aroma de años pasados?
Imagino que unos cuantos te vendrán a la mente, en dependencia de dónde y cuándo hayas vivido. Pero, independientemente de cuáles hayan sido tus circunstancias, estoy convencida de que un sabor te vendrá inmediatamente a la boca: nuestra mayonesa.
Sí, nuestra mayonesa. Solo pensémoslo un poco: en el desayuno antes de irnos para la primaria, o en el pan de la merienda, preparado corriendo por la mañana. Y, si adelantamos un poco el tiempo, en un pomito de cristal (como Dios manda, no es los potecitos reciclados de helado Nestlé), todos los lunes o domingos, haciendo el camino con nosotros hasta la beca… ahí iba nuestra mayonesa.
¡Era la salvación en los pre en el campo! Las galletas compradas por jabas nos salvaban del hambre atroz de lunes a miércoles (¡benditas visitas de los padres, con sus pozuelos de comida caliente!). Nuestra mayonesa siempre estuvo ahí, lista para ser untada con mayor o menos abundancia, dependiendo del momento de la semana.
Incluso, en los tiempos más duros, nuestras mujeres, hábiles y dispuestas a lo que fuera para sacarle partido a todo, le cambiaron los ingredientes. Donde antes hubo aceite añadían papas hervidas, sin que nadie pudiera demeritar el resultado. Estaba hecha con mucho amor, y nos sabía a gloria. Lo intenté hace poco con papas deshidratadas y obtuve un resultado semidecente, ¡cuánto orgullo de mí!
Vale decir que cada mujer tiene su receta secreta: la cantidad de aceite, cómo tiene que estar el huevo, si lleva ajo o no, y otros tantos detalles. Así, cuando probábamos una mayonesa hecha por manos ajenas, no solo podíamos sentir si estaba más o menos sabrosa, sino que comparábamos ingredientes: “esta debe de tener ajo, porque hay algo aquí que pica en la lengua”, “pero, ¿a quién se le ocurre hacer mayonesa dulce?”. Y, por supuesto, la preparada en nuestra casa siempre salía ganadora.
Claro que siempre hubo quien comprara la famosísima Doña Delicias, orgullo nacional, reina de nuestros sabores, la más codiciada y ahora desaparecida. Si la cerveza Cristal es considerada la preferida de Cuba, sin duda alguna la mayonesa Doña Delicias era su equivalente en el área de las misceláneas, y era una tarea tácita de cada madre intentar emular aquel sabor tan característico, medio ácido, medio salado, con un guiño dulzón…y cada mayonesa les quedaba diferente intentando lograr el tan ansiado equilibrio.
Sus esfuerzos eran loables, pero hay que tener en cuenta que en casa ninguna tenía preservantes ni emulsionantes artificiales, así que era casi una pelea perdida, pero había que ver cómo les brillaban los ojos cuando, al darnos a probar un poco de su “obra”, nos oían decir que les había quedado “como de fábrica”.
¡Qué fiesta se armaban, cuánto ego hinchado, con qué orgullo nos contaban todos los pasos del proceso, cómo habían logrado “el milagro”! Era como decirles que habíamos sacado 100 en Matemática, solo que esa vez el orgullo no era de nosotros, sino de sus propios logros.
Ahora hay distintas marcas de mayonesa presentes en las tiendas cubanas, muchas de ellas importadas. Se extraña nuestra Doña Delicias, y muchos aún recorren los paneles de las tiendas esperando ver la sonrisa de la modelo, negra, madura, bella, como cualquier abuela.
Tan deliciosa es, y tan dulces recuerdos nos trae, que incluso cuando visitamos Cuba pretendemos encontrarla. Recuerdo mi primer viaje de regreso, cuando la busqué en las tiendas y no la encontré. Resignada, me negué a comprar alguna otra, y cuando llegamos a la casa hice una mayonesa casera. Puede que no fuera Doña Delicias, pero sabía a Cuba.
2 Comentarios al Artículo:
La mayonesa que todo cubano recuerda…¿cuál crees?
Me encanta esta mayonesa
😋❤️❤️❤️
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