
¡Hola multicubano!
Mi estilo siempre ha sido algo así como «lo que me pueda comprar, me quede bien, cómodo y me guste». Quizás sea cosa de ‘pepillos’ , pero la verdad es que nunca he estado muy pendiente de las modas. Aunque debo admitirlo; alguna que otra tendencia ha logrado colarse en mi armario.
El cubano, como cualquiera, refleja parte de su cultura en su forma de vestir. Cada generación sigue sus propias reglas, según la edad, los hábitos de consumo y hasta el círculo social más cercano.
Antes, en tiempos de dominio español y durante la república, nuestra forma de vestir seguía de cerca a la de esos países, pero actualmente es más complicado. Si hacemos un salto en el tiempo hasta el día de hoy, la ropa de muchos cubanos se nutre de los referentes culturales del momento y de cómo se consiguen las prendas.
Los negocios privados, siempre en la jugada, traen cosas de Miami, Panamá, Ecuador, México o de donde sea. Pasan por la aduana y, de repente, ves a cientos de personas luciendo ‘pulóveres’ y camisetas con el cartelón de Supreme, el camuflaje o chancletas de goma, alpargatas, pantalones caga’os y otras modas que se trajeron a montones.
Estoy hablando de jeans bordados con pedrería, licras fosforescentes, imitaciones de marcas por todas partes, pañuelos con estampados llamativos, zapatos bastante extravagantes y cualquier cosa que podamos imaginar.
Claro, el género urbano también tiene su papel en la moda local. Muchos jóvenes consumen esto como si fuera agua en el desierto. Lo que apareció hoy en un video musical o el estilo del cantante más pegado, mañana ya es la tendencia de todos.
Pongamos un ejemplo sencillo: Yomil y El Dany comenzaron a usar pachanguitas, y de repente todo el mundo las tenía puestas. Lo mismo sucedió con playeras y pantalones anchos, gorras, bermudas, shorts y zapatillas deportivas de marca. A veces incluso, parece que son la máxima aspiración de los muchachos.


Desde hace algún tiempo existen los artesanos, esos que hacen zapatos y algunas prendas a mano. Son una vía más económica para quien no puede seguir el ritmo y los precios de las marcas y sus trabajos en ocasiones casi alcanzan o hasta superan la calidad de un producto industrial. Venden en sitios que llamamos ferias de artesanos o ‘merolicos’ y es donde más se observa el producto de origen nacional.
Más recientemente en La Habana, han surgido marcas o emprendimientos como Innatus, Fresko Habana o Clandestina. Estas se han vuelto tan populares que al igual que la moda impuesta por el género urbano, llegas a pensar que todo el mundo quiere usarlas.
El estilo de una artista de novela podía y todavía puede inspirar a la gente y convertirse en moda. Sin embargo, ahora los influencers en las redes sociales son los que marcan la pauta de una manera más notable. Y con el acceso a Internet más negocios particulares que se dedican a esta compra-venta, podemos escoger entre tiendas virtuales como Shein, Amazon o Temu (por solo citar algunos ejemplos).
Además, tenemos ciertas tradiciones con la ropa, que nos llevan durante las fechas especiales, como cumpleaños, el día de los enamorados o fin de año, a buscar esa muda de estreno con cariño y dedicación.
Pero, ¿quién o qué marca entonces la moda en Cuba? ¿Son las novelas, los artistas y cantantes, los negocios que traen cantidades industriales del mismo producto, los influencers en redes sociales digitales o las marcas emergentes de artesanos?
Hay de todo un poco y al final, la moda para los cubanos es un combo de influencias locales y globales que cada cubano lleva a su manera. Pero tú multicubano/a, ¿opinas lo mismo? Déjame saber en los comentarios.
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