¡Hola Multicubano!
Hoy quiero empezar por contarles algo personal, y es que luego de 9 interminables meses, llegó el día de conocer a la pequeña Aurora, mi primera sobrina. Esa carita de una me enamoró; tiene el pelo medio rubio como su papá y los ojos verdes de mi hermana y de papi.
Mira que me lo advirtieron, pero no fue hasta que la tuve en mis brazos que lo sentí en carne propia. Los sobrinos son nuestros hijos de otro vientre, igual de amados y puede que hasta más malcriados que los niños propios.
Mi hermana Lía es apenas cuatro años mayor que yo, por lo que nuestra relación es una especie de amistad incondicional; llena de confidencias, salidas con amigos, noviecitos, consejos, ‘outfits’, recetas, debates interminables y lo que se presente… al final del día siempre nos tenemos la una a la otra.
Está de más decir que la primera que se entera de todo lo que pasa en mi vida es mi hermana. A veces somos el agua y el aceite, sin embargo nos complementamos. Quizás sea esa fuerte conexión emocional la que hizo que yo haya vivido su embarazo casi en primera persona.
Cada dolor, antojo, contracción y angustia las sentí como mías. Porque ¡oye! déjame decirte algo, si bien los vínculos de sangre son respetados en todo el mundo, tener un hermano o hermana cubana es otra cosa, ‘otra talla’.
A veces me siento con el montón de fotos familiares que mi abuelo atesora en cajas viejas de tabacos y me transporto a la época donde Lía y yo nos disfrazábamos y pintorretéabamos con las cosas de mami. Tacones enormes, ‘creyon’ rojo y mucho colorete; un ‘swing’ que pa’ qué.
Y mira si nadie sabe lo que tiene hasta que está lejos; con lo que me molestaba que nos hicieran los ‘picacakes’ de cumple en común, y ahora cuando no la tengo al lado para apagar las velitas, me siento incompleta.
Yo me hacía la dura, pero no les puedo explicar el orgullo tan grande que me daba cuando los profesores me reconocían como la hermana de Lía -la puntualita como le decía a modo broma-. ¡Ay de mí! si no mantenía esa reputación familiar en alto.
¿Peleas? ¿Alones de moño? ¿Discusiones? De eso también hemos tenido, pero aunque me faje con ella, y aunque no se lo diga seguido, yo a mi hermana le debo mucho. Lía me llevó a mis primeras fiestas, a las descarguitas, a conciertos y hasta me tapaba con mami y papi cuando metía ‘la pata’.
Con decirles que le debo hasta el nombre. Sí, en mi familia fue ella quien tuvo esa responsabilidad. Yo nací como Alicia porque mi papá le leía Alicia en el país de las maravillas todas las noches a mi hermana.
Bien podría haber sido Cleopatra, Tinkerbell o incluso Blancanieves, pero Alicia es simplemente especial. Y hablando de especial, adivinen quién eligió el nombre de la pequeña Aurora…pues sí, la tía Alicia.
A lo largo del embarazo fui varias veces a Cuba cargada de ropa, juguetes y cuanta cosa hiciera falta para ellas. Y en el gran día, ahí estuve para darle la bienvenida, mientras sostenía los apretones de Lía.
Por nada del mundo me hubiera perdido ese momento y aunque la distancia no nos juegue a favor, nosotras siempre encontraremos la forma de estar para la otra cuando haga falta.
La verdad no tengo idea de cómo sea la relación de otros, cómo lo manejan o cómo se llevan, pero yo, yo no me veo sin mi hermana. Nosotras compartimos los recuerdos de la infancia, mientras nos apoyamos en nuestros sueños de adultas.
Mami y papi se quedaron vacíos con nosotras y Lía se quedó vacía cuando les dijo que quería tener una hermanita. Hoy a 90 millas de por medio con una nueva integrante, la familia es más grande, pero igual de unida y de feliz.
¿Y tú, multicuban@? ¿Qué opinas sobre los vínculos entre hermanos? ¿También crees que tener un/a hermano/a es lo mejor que nos puede pasar? Te leo en los comentarios.
2 Comentarios al Artículo:
Mi herma, te quiero
Muy fuerte el vínculo entre los hermanos
Los hermanos son nuestro complemento
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