“¡Mientes, rata inmunda!” y otras atrocidades que solo comprendemos los cubanos

Autor: Victoria Vázquez

¡Hola, Multicubano!

Hace algún tiempo escribí sobre la forma de hablar del cubano, qué frases usamos, en qué nos distinguimos de otros hispanoparlantes, y hasta un glosario armé, siempre inacabado. Si vuelvo a tocar el tema es porque ahora decidí saldar una deuda pendiente: con los dibujos animados. Y no estoy hablando solo de los más clásicos, sino de la jerga viva que todos manejamos.

Es imposible escribir sobre esto y que no me asalte la añoranza. ¡Cuántos muñes nos animaron -o traumatizaron- la infancia! Así, no era raro que, al llegar a la escuela con tu vecinito inseparable, alguien dijera “ahí vienen Guaso y Carburo”. O, en caso peor, “Asterix y Obelix”. Pero no hay que irse para los animados importados, porque con los nuestros basta y sobra.

Y es que el cubano siempre se las agencia para llevar lo risible hasta la casa, hasta el día a día, o hasta los eventos más serios. Fácilmente puedes estar viendo una noticia sobre un invento revolucionario, que representará un salto en tecnología o calidad de vida, y decir: “qué inteligente es el hombre, mira cómo inventa”, con la cara más seria que una piedra. Quien no sea cubano no sabrá de dónde sacamos la frasecita.

Si hay un niño inquieto, que anda todo el día de un lado para otro, y hay que caerle detrás hasta para darle la comida, cualquiera le suelta un “’tate tranquilo, pajarito”. Y, siguiendo con Chuncha, llega el clásico “Alabao”, o aquella otra frase que ha quedado para elevar (no sin burla) a quien haga algo muy bien, o suelte la gandinga trabajando: “el campista más destacado”.

En nuestra Cubita bella, al que le digan que es una rata y no se ofenda, por favor, que lleve a revisarse el molestómetro. Y ahí entran, como de costumbre, nuestros muñes, para poner la cosa más caliente, pero con risa: “¡Mientes, rata inmunda!” Claro que eso solo se puede decir en broma, porque si en medio de una bronca gritas eso, te van a golpear, además, por infantil.

Si lo piensas un poco, verás que gran parte de nuestro vocabulario incluye algo dicho por algún personaje de un animado. Por supuesto, estoy hablando de la generación que creció con muñes cubanos que verdaderamente muestran nuestra idiosincrasia, en vez de los de ahora, supuestamente didácticos y extranjerizantes, en los que solo se aprende a contra hasta cinco en inglés. No, señor. Nosotros crecimos con Elpidio Valdés y comparsa, así que lo que nos sobra en la boca es colorido. Ejemplos:

Hasta de «La calabacita» copiamos el «hasta mañana». Cuánto la extraño… Fuente: https://www.portaldelvideoclipcubano.com/2016/11/Liuba-Maria-Hevia-Travesia-magica-La-calabacita.html
  • Nosotros no tenemos ni idea de dónde queda el Yabebirí, pero sí tenemos muy claro que por ahí no pasa ni tigre, ni hijo de tigre, ni nieto de tigre.
  • Si alguien se pone unas gafas demasiado grandes para su cara, tiene dos opciones: o es la gamita ciega, o el intrépido volador. En todo caso, prefiero ser una gama que un insecto, qué asco.
  • ¡Ah! A nosotras no nos gusta que se nos compare con animales (ni que nos griten “bestia” por la calle, como si fuera un cumplido), pero si llegas a un lugar nuevo y te dicen que no eres yegua de ahí, te toca entender.
  • “Eres el Bramontoro 45-A”. Eso se puede decir de alguien: con el feo de guardia o que coma como una bestia. Yo no conozco de otro uso, pero puede ser que lo haya.
  • “Si quieres que te quieran, hay que trabajar” es una frase que nos aprendimos cantando, y se la soltamos a cualquiera que se haga el moscón.
  • A la hora de los mameyes, hay que recordarles a los que incitan desde la seguridad que “la candela es aquí”.
  • En los extraños casos (¡extrañísimos!) en los que se forme una rumba de duración interminable en la cuadra, siempre puedes pararte en el portal con tu mejor pose chancletera, y gritar a voz en cuello: “oye, el de la cornetica, ¿tú no trabajas mañana, mi’jito?”.
  • ¿Y qué me dicen de aquellos días en Cuba, cuando llovía y escampaba 147 veces en un día? Para empezar, en el continente eso raramente sucede, y para terminar, nadie nos entendería si dijésemos “¡Qué país!”.

Para ser honestos, los muñes extranjeros también moldearon nuestro lenguaje, aunque en menor parte. Hay que entender que muchos de nuestros preferidos extranjeros eran mudos: Tom y Jerry, Bolek y Lolek y casi todos los soviéticos en stop motion, menos aquellos de historias tradicionales rusas, como el de “corre, arroyuelo, corre…”. Por cierto, estoy inmensamente agradecida de que la mayoría de aquellos animados soviéticos fueran mudos; ya verlos era lo bastante malo, haber tenido que oírlos hubiese sido insufrible.

El problema de todo lo que aprendimos e incorporamos llega cuando salimos de Cuba. Es doloroso tener que dejar parte de nuestra esencia detrás, y saber que la próxima vez que algún suceso, por trivial que sea, desencadene nuestros recuerdos o nos traiga a la punta de la lengua alguno de esos dicharachos heredados de la infancia, nos tendremos que reprimir para no pasar por locos, pero en nuestro interior estaremos riendo a carcajadas.

¿Por qué multicubano?
¡Ahh, te explico enseguida!

Prestamos múltiples servicios con destino Cuba, y quienes lo utilizan son cubanos esparcidos por diferentes lugares, cubanos en múltiples lugares…
MULTICUBANOS!

¡ ¡ UFF, LO SIENTO ¿ ¿
vuelve a intentarlo
¡ GRACIAS POR ¡ REGISTRARTE
ya formas parte de nuestra Pandilla de amigos
multicubanos
Para continuar debes revisar tu correo y validar tu cuenta
continuar con redes sociales
¡Tú que me lees!
suscríbete
Y forma parte de nuestra
Pandilla de amigos