“A media noche…”
Es increíble como a medianoche nos vienen el valor y la musa agarrados de las manos… como una copa de más o quizás tres, nos hacen decir y hacer cosas que sobrios ni pronunciaríamos en voz alta. Pues justamente ahí estaba yo, escribiéndole a esa hora para vernos a escondidas. Luego de toda la mierda que acabó con nuestra relación, volver a intentarlo o ser pareja de nuevo, no funcionaría. Sin embargo, sentada en esa fiesta solo pensaba en él. Que me respondió, sí, que nos vimos en aquel alquiler que estaba cerca, también, y que tuvimos una noche intensa, no hay dudas. Volver a sentirlo cerca, abrazándome para dormir, me revolvió todo, se sentía como al principio… antes de recobrar el juicio y regresar a la realidad, volví sobre ese abrazo, me vestí y como un adolescente él me dejó cautelosamente en la esquina de mi casa. No hablábamos todos los días, no teníamos intenciones de volver, pero esa no fue la primera ni la última vez que nos vimos a medianoche…