“Coincidimos”
Ella no tenía la menor idea de todo lo que pasaba por mi cabeza cuando la veía llegar, fantaseaba con el momento en que el único motivo de su aparición fuese yo. Su pelo, sus ojos y ¡bafff! su sonrisa, eran las cosas más auténticas que había visto en alguien. Ella saludaba a todos por igual, pero para mí eso era un privilegio, sabía que no era de perder el tiempo con cualquiera. Aquella tarde coincidimos una vez más, pero de forma diferente. No andaba con sus amigas como de costumbre, ni tampoco parecía estar demasiado ocupada. La parada no tan llena y cogimos la misma guagua. Yo iba a llevar unos papeles, ella venía de casa de no sé quién. Hablamos del tiempo, de lo poco que le gusta el café, del transporte, lo caro que está todo y yo le conté el porqué de mis tatuajes del brazo. Seguimos en contacto, intercambiamos números, tuvimos conversaciones interminables y casi 2 años después de ese encuentro, el motivo de su aparición esta vez, sí soy yo.