“El milagro de la vida”
Si algo asusta terriblemente es que te digan que no puedes tener más hijos. Es una tristeza abrumadora que te nubla los sentidos y el llorar nunca es suficiente. Seis intentos fallidos, una malformación genética y una trompa tupida nunca detuvieron mi esperanza. Llegué a ti, y entre oraciones escuchaste mi tormento, mis deseos, mi necesidad de volver a ser madre. Aún recuerdo cuando vi esas dos rayitas que anunciaban el positivo, el primer ultrasonido y sentí las primeras patadas. Yo misma tejí la cinta violeta y amarilla para proteger mi vientre. Y con la fe depositada en ti, recé cada noche por lograr un día más, que poco a poco se convirtieron en semanas y meses. Contra todo pronóstico, 5 meses de ingreso e inyecciones semanales llegué a término. Nadie contaba con ello, pero se que me acompañaste en todo el proceso. Han pasado 4 vueltas al sol y sigo visitando tu santuario varias veces al año con mi hija para agradecerte. ¡Vamos a casa del abuelito Lázaro!- como suele llamarte, es uno de sus lugares preferidos del cual nunca se quiere ir. La mayor prueba de fe no es la que se asume, sino la que se vive en carne propia. Esta hoy tiene una sonrisa que resplandece y me llama MAMÁ