“Era verano”
Hacía días las temperaturas nos dejaban a todos sin aliento, un calor insoportable, lo suficiente como para que yo apenas quisiera salir de casa. Sin embargo, esa mañana, tocaba. Tenía trámites que eran inmunes a los 30 grados. La torpeza suele acompañarme bastante y el tropezón que nos dimos sigue siendo imposible de olvidar. Mientras maldecía la situación, toda sudada y estresada, nuestras miradas se cruzaron y al menos yo recuerdo haberme quedado en mute. Discúlpame, muchacho, me tocó entrar, resolví mi problema y volví a mi zona de confort. Semanas después tuve que volver por un papel, todo normal, el mismo calor, la misma molotera y… unos ojos que me volvieron a paralizar: ¿Eres la última? Pasaron horas, una cola que no avanzaba y una conversación que no dejaba de fluir. Demasiada casualidad, era él, era verano, y era un día como hoy en que nos vamos a casar.