“La sorpresa”
A veces es mejor saltarse lo convencional.
Tu preparando el terreno hacía tantos meses, enamorándome poco a poco para tener nuestra primera vez a lo clásico: cama, música tenue y romance. ¡Al diablos las reglas!
Pasaste a buscarme al trabajo como ya era frecuente y necesitaba antes sacarme el uniforme de ejecutiva para ponerme la ropa de viaje, el salón totalmente descubierto y tú esperándome en la puerta del baño con mi bolso. El instinto fue más rápido que la razón y tiré de ti hacia dentro por el pulover, te silencié con un beso y te arrastré al último cubículo, luego de cerrar la puerta con llave.
¿Qué haces?- me dijiste con los ojos super abiertos.
Shuu, no digas nada- solo pude decirle. No había necesidad de más.
Un espacio de un metro de ancho x dos de largo fue el testigo de una pasión silenciosa, esas paredes de frío mármol blanco condensaron el vapor de nuestros alientos y los labios mordidos. Fue tan intenso y placentero que no importó el lugar ni que llevabas aún la mochila puesta. El mundo dejó de existir y solo estábamos nosotros.
Llegamos a la parada del bus tomados de la mano, con el corazón feliz y las piernas aún temblando.