“Perdí a mi bebé y no me callo”
Perder un embarazo duele, es una herida que te desgarra por mucho tiempo…pero cuando pierdes uno tras otro, ya es otra historia, te crea traumas psicológicos y emocionales, aunque siempre hay uno que es el que más te marca.
No me importaba que el padre no lo quisiera, que me hubiera tildado injustamente de manipuladora, como si hubiera slaido de un culebrón mexicano, ese pequeño ser creciendo dentro de mí era mío y solo mío. No me importaba si él no lo quería, yo lo iba a amar por los dos y hasta por el mundo entero. Pero la vida no lo quiso…
A las 5 am me despertó el dolor punzante en el vientre y aunque no quería levantarme a ver (porque internamente ya sabía lo que era) fui al baño y era cierto, sangraba abundantemente mientras me retorcía de los espasmos de dolor. Ya al amanecer tuve que ir al hospital y escuchar las palabras que otras 5 veces me habían dicho: Es un aborto en proceso. Solo quedaba respirar y aguantar: la frialdad de los doctores, la espera d elos exámenes de sangre mientras sientes que se te va media vida, las risas de las que estaban en cola para abortar porque no se habían cuidado o les daba igual e iban a desechar una vida como si se quitaran un vestido, la mirada recriminatoria de la doctora que cree que eres una más de la fila y no tiene tacto o delicadeza y te trata como un animal sobre la mesa mientras sientes que te arrancan los restos del hijo que tanto querías.
Las mujeres pasamos tanto…y tenemos que quedarnos calladas. ¡PUES NO! Tenemos derecho a llorar nuestra pérdida, a llevar luto por un bebé que no nació, ¡a gritarlo si es necesario! Hasta cuándo hay que callar porque no es «correcto» porque no se puede ser «débil»…a veces hasta las propias mujeres son las más indiferentes y frías ante otras mujeres. Sí necesitamos hablarlo, escribirlo, expresarlo y agradezco tener aquí la oportunidad de hacerlo.
