“Machistas de profesión”
Nunca me agradó aquel trabajo, principalmente por ser muy machista y por lo que allí sucedió. Era una empresa de hombres y para hombres. Las pocas mujeres que trabajaban, empezaban en puestos más bajos que los nuestros y eran tratadas como secretarias. Sólo una había logrado ascender con su esfuerzo constante. Ella fue mi tutora cuando comencé y todo me resultó llevadero gracias a ella. A las pocas semanas de haber llegado, me empecé a dar cuenta del acoso que recibía por parte de nuestros compañeros, quienes nunca estuvieron de acuerdo con el hecho de que una mujer joven hubiera logrado en poco tiempo, lo que ellos no alcanzaron en años.
La llamaban de muchas maneras desagradables, sin tener en cuenta las horas extras que le dedicaba a la empresa y sustituyendo la verdad por chismes poco profesionales. Ella era justa, tenía principios y valores, cosas que ellos nunca mostraron. En determinadas ocasiones le pedí que les denunciara pero ella me respondía que eso sólo haría que el maltrato aumentara. Yo no podía quedarme de brazos cruzados, ni cerrar los ojos. Intenté tomar la justicia por mis manos pero tal como me dijo, los abusos empeoraron, hasta que no lo soportamos más.