“Había una vez”
Yo era fuerte. Rebelde, poderosa e insumisa. Con metas bien trazadas y objetivos marcados, un trabajo que me hacía sentir orgullosa. Y sin pensarlo llegaste tú con ese encanto y romanticismo novelezco que ya no creía que fuera posible que existiera. Derrumbaste todas las paredes que me había construido y llenaste cada espacio de mi ser que ansiaba ser amado. Como todas las parejas hubo peleas, pero luego eran olvidadas tras la dulce reconciliación. Hasta que no fue suficiente, y apareció tu verdadero ser manipulador. Me llevaste al límite, a dudar de mí, de mi cordura, me sentenciaste sin juicio a ser culpable de todo, sin ser capaz de reconocer tus mentiras, tus caprichos, tu inmadurez. Han pasado meses y aún eres capaz de derrumbarme con una llamada. Yo era fuerte, o al menos eso creía yo.