“Otoño”
Desde que desperté supe que no sería un buen día. La alarma no sonó, había olvidado programarla y me levanté tarde, con cansancio por haberme pasado toda la noche estudiando para la exposición de ese día. Me vestí en el menor tiempo posible y salí apurado, sin nada en el estómago. Caminé lo más rápido que pude hasta la escuela, esquivando los charcos de agua que se habían formado por la intensa lluvia de la noche anterior. Sabía que iba tarde pero sentí la necesidad de revisar el reloj, distrayéndome en el peor momento. Un auto que pasaba a toda velocidad por un charco cerca de mí, terminó mojando mi ropa y el trabajo que debía entregar. Para resumir, llegué tarde y la presentación no salió como esperaba. Sintiéndome el ser más desgraciado del planeta, salí de la escuela para dirigirme a la casa. Fue cuando lo ví. Sin muchos ánimos se acercaba tímidamente a las personas. Nadie le hacía caso, a nadie le importaba. Iba mojado y cansado. Sus ojos tristes me lo contaron todo. Pasó la noche deambulando, en busca de algún sitio en el que quedarse, perdido y sin nada que comer. Por mi mente pasó la idea de ayudarlo, pero terminé haciendo lo mismo que los demás.