“Reclusión”
El abismo es, a veces, un lugar seguro. Cientos de kilómetros de caída libre, sin sentimientos ni emociones, solo permanece el vértigo que provoca el roce de tu cuerpo con la nada y uno se adapta. Creamos de él una zona de confort, llena de vicios para no recordar, alimentando la antipatía por las cosas y por las personas, procurando ser indiferente a todo lo bello. Es entonces cuando comenzamos a mutar y perdemos la capacidad de amar o de odiar. Simplemente somos ausencia y vacío. El abismo no es el enemigo, es tan solo un refugio que nos protege del monstruo… El monstruo que vive dentro de nosotros mismos.