“Sangriento”
De niño no logré ver películas de terror porque me causaban mucho miedo. No soportaba ver a las personas morir, aunque supiera que no era real, que solo era una película. En la adolescencia me fui adaptando a esas escenas violentas y sangrientas. Pasé de no querer ver películas de este género a disfrutarlas y verlas siempre que tenía una oportunidad. Con el tiempo las peores partes del filme dejaron de causar temor en mí y pasaron a despertar morbo. Hasta confieso que me creí un personaje psicótico, que trataba de controlarse para no asesinar a las personas que lo rodeaban. Pensamientos desagradables surcaron mi frágil mente. No deliraba pero eso quería. Deseaba que me encerraran en un manicomio porque me sentía «un peligro para la sociedad», nadie más que yo lo sabía.
Mi manera favorita de asesinarlos en mi imaginación, siempre fue apuñalándolos hasta que se desangraban. Cualquiera que me dijera algo que no me gustara o tan siquiera me mirara raro, estaba «asesinado». Hablar de esas cosas se volvió costumbre para mí y supe que no era el único de mi generación que tenía este tipo de pensamientos. En uno de nuestros juegos le escribí a una amiga, amenazándola con asesinarla y ella me respondió con una amenaza aún más violenta. Las cosas tomaron un nivel más oscuro cuando me envió un vídeo de un joven de nuestra edad, vivo, que era aprisionado en contra de su voluntad con el pie de otro en su cabeza, para que un tercero que portaba un cuchillo de carnicero le apuñalara y abriera el pecho descubierto, como si de un animal destinado al matadero se tratara. Quise terminar en ese mismo momento el juego, pero era muy tarde. Sus amenazas continuaron mientras yo pedía que se detuviera. Me encontraba nauseabundo, aún cuando había eliminado el vídeo. Ella terminó con unas palabras que causaron pavor en mí: Hoy no te mires en el espejo. Intenté relajarme con un baño pero las imágenes volvían a mi mente, una y otra vez.
En el momento que sequé mi cuerpo, miré por costumbre al espejo y me asusté. Me vi apuñalado, desangrado y abierto del pecho.