Un día después del cáncer

Autor: Ali Reyes

El último día que el doctor nos despidió en la consulta, fuimos derechito a la Iglesia de Regla. Habían tantas velas que la cera formaba un ‘pegoste’ compacto, sin color definido, traslúcido. Encima de todas, mi tía Odalys encendió la suya, habló con su madre Yemayá y le dió las gracias.

Mi tía postiza es lo que se dice una mujer de armas tomar, fuertísima de carácter. Fíjate si ella puede con todo que pudo vencer al cáncer. ‘Tu verás que yo salgo de esta’ -me consolaba Odalys a mí cuando la visitaba en el cuarto del Oncológico-. Y yo, de ilusa, me atreví a dudar.

Mi mamá le llenaba la bata del hospital, por dentro, de azabaches para los malos ojos y bastante cascarilla. El día que se curó nosotros dijimos: hasta aquí las clases, se acabó el sufrimiento. Lo que nunca nos esperamos es que en ocasiones ese después es tan duro como el proceso en sí.

Es un hecho que para muchas personas, lidiar con la noticia de que tienen cáncer y someterse al tratamiento resulta una experiencia traumática. No obstante, la recuperación a veces puede hacerse más complicada por los efectos secundarios que persisten semanas o meses después de concluido el tratamiento.

Por si no lo sabías, las secuelas pueden afectar la calidad de vida física y psicológica mucho después de haber dejado atrás la batalla contra el cáncer.

No es raro encontrar quienes, incluso, son objeto de síntomas de estrés postraumático como dificultades para dormir, pesadillas, fobia hacia hospitales y lugares que relacionan al recuerdo, desesperanza, ira y hasta culpa, pérdida de la brújula de la realidad y de las pasiones de la vida cotidiana.

A estos pacientes que ahora empiezan a integrarse de nuevo a la sociedad les puede resultar amenazadora la experiencia de estar cada vez menos en contacto con el personal de salud que los acompañó en su batalla y regresar al entorno que dejaron atrás.

Una vez superan el cáncer, se enfrentan también al desafío de reintegrarse a las tareas de la vida ‘normal’, sumado al cansancio o la disminución de energía como saldo de meses de tratamiento.

¡Que así sea!

Aunque desde fuera parezca que luego del cáncer todo lo que puede llegar es alegría, las emociones humanas son algo más complejas de gestionar. Muchas veces la felicidad de haber vencido viene escoltada muy de cerca por la llamada culpa del superviviente.

Los sobrevivientes cuestionan por qué ellos sí poseen una segunda oportunidad y otros no, creen que necesitan justificar su existencia o incluso que no merecen vivir.

¿Qué decir del miedo de volver a enfermar? Cualquier mínimo dolor o malestar puede confundirse con una señal de que el cáncer regresó. El temor de recurrencia puede ser una batalla debilitante, pero es una experiencia normal y tristemente frecuente.

Como ves, el cuadro no es el mismo para todos. Mientras algunos supervivientes pueden ansiar comerse el mundo y llevar su cuerpo a niveles extremos, a otros aún les cuesta sanar del dolor que vivieron.

La lucha no es fácil, en Multicuba somos conscientes de ello y es justo la razón por la que ponemos a tu disposición un espacio seguro, gratuito y confidencial: la citas online de nuestra psicóloga Liz Cabañas.

Si tú o alguien cercan@ está luchando su propia batalla, quiero decirte que está bien si hoy sientes que te falta combustible para seguir, mañana ‘otro gallo cantará’. Desde aquí te mando todo mi apoyo y bastante ashé.

Es más hoy me despido de una forma distinta, con esa canción de Habana D’ Primera que mi tía Odalys se sabe del ‘pi al pa’, y que canta siempre que la fuerza no la acompaña:

Tienes que tener presente/Que esta vida está bien dura/ Agárrala y vívela diferente.

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