Vino casero cubano

Autor: Paola Rodríguez

¡Hola multicubano!

Si repartieran estrellas Michelin por el nivel de creatividad, los cubanos tendríamos ganadas más de una. Desde la cocina hemos hecho realidad más de un producto que pareciera hijo de una marca o una industria.

Entre ellos ganan en historia, trayectoria y tradición los vinos caseros. Sí, esas bebidas fermentadas de uvas o frutas cubanas (y hasta arroz) que hacían nuestros abuelos y les trasmitieron a nuestros padres y a algunos de nosotros.

Resultando en un vino muy tradicional, empírico, rústico, para el consumo de la casa, la familia, el comercio y algún que otro regalo a los amigos en días de fiestas. Para estos vinos criollos se tenía una garrafa (botellón de 20 litros), de cristal verde oscuro recubierto por una cesta de mimbre con asas para moverlo.

Una vez tuviéramos claro de qué fruta haríamos el vino; se pasaba la fruta por la batidora, se le echaba la misma cantidad del batido de fruta (2 jarros de 5 litros) que de azúcar, se mezclaba todo bien y se colocaba en la garrafa.

Se le agregaba 1 cucharada de levadura de panadería, se tapaba y se dejaba en un lugar donde no le diera la luz ni se moviera, pues se decía que de lo contrario se avinagraba el vino.

En este proceso estaba 45 días, durante el cual ocurría la fermentación. Luego, se destapaba la garrafa y sin moverla para que la “madre” no se mezclara con el líquido y saliera claro, introducían una manguerita, chupaban y empezaban a sacar el líquido para las botellas previamente lavadas ( y esterilizadas) con sus corchos y listas para el momento).

Cuando se terminaban de llenar y tapar todas las botellas, las que no se iban a usar de inmediato se sellaban con cera. Por lo general el vino que se hacía era dulce, pero se graduaba el azúcar si se quería menos dulce o seco. Todo esto a ojo, sin una medición demasiado exacta.

Vino-casero
La lista de amantes del vino casero en Cuba es amplia.

Desde que surgió esta práctica en nuestra isla han pasado muchos años y con ello se han perfeccionado las técnicas. Ahora los vinicultores explican que para un garrafón de 20 litros se determina la fruta y se pone ½ jarro de 5 litros de pulpa o jugo de fruta en el garrafón y se prepara aparte en un recipiente una mezcla de 19 botellas de agua, 12 libras de azúcar y 1 cucharadita de sal.

Previamente se pone en un ½ jarro de litro de agua, 1 cucharada de levadura granulada, se mezcla y se deja en reposo. Cuando ocurre la fermentación se le añade a la garrafa y se hace el mismo proceso anterior.

En este caso se emplean 12 libras para vino dulce, 10 libras para vino semi dulce y 8 para vino seco. 

Como última ‘miel’ te comparto algo que leí y es que cuando se quiere hacer un vino seco para cocinar se le agrega en una motica, como dicen “las viejas” (que no es más que un pedazo pequeño de tela que tenga poros), se le pone hierbas aromáticas, una pizca de comino, 2 hojas de laurel y una pizca de nuez moscada. Se amarra y se le agrega dentro en el proceso de fermentación.

Y bien multicubano, esto fue todo por hoy, no sé si el término vino casero también te haya traído un recuerdo de la infancia como a mí… Antes de irte, déjame saber en los comentarios si en tu familia también han incursionado en el arte de los vinos caseros.

¿Por qué multicubano?
¡Ahh, te explico enseguida!

Prestamos múltiples servicios con destino Cuba, y quienes lo utilizan son cubanos esparcidos por diferentes lugares, cubanos en múltiples lugares…
MULTICUBANOS!

¡ ¡ UFF, LO SIENTO ¿ ¿
vuelve a intentarlo
¡ GRACIAS POR ¡ REGISTRARTE
ya formas parte de nuestra Pandilla de amigos
multicubanos
Para continuar debes revisar tu correo y validar tu cuenta
continuar con redes sociales
¡Tú que me lees!
suscríbete
Y forma parte de nuestra
Pandilla de amigos